La recuperación del salario mínimo es uno de los temas que más genera debate en la Junta de Gobierno de Banco de México y, ante esto, el último informe trimestral del banco central incluye un capítulo sobre los efectos que el alza del salario ha tenido en la inflación nacional.
En 2019, el salario mínimo de los municipios de la Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN) pasó de 88.36 pesos a 176.72 pesos diarios, y este fue acompañado por estímulos fiscales como la reducción del IVA a 8 desde 16% y la baja del ISR a 20 desde 30%.
En el resto del país el salario mínimo pasó de 88.36 pesos a 102.68 pesos.
El incremento del salario mínimo tuvo un impacto estadísticamente significativo sobre la inflación de esa zona, estimado en 1.16 puntos porcentuales al cierre de 2019, respecto de un escenario en el que el aumento hubiese sido de 5%, de acuerdo con el informe de Banxico.
No obstante, el efecto en la inflación de la ZLFN fue más que contrarrestado por un efecto a la baja en la inflación, debido a la reducción de la tasa del IVA, por lo que el efecto total sobre la inflación general nacional del salario mínimo tanto en la ZLFN, como en el resto del país fue de 0.42 puntos porcentuales.
Sumado este efecto con el estimado para la inflación general nacional de la reducción en la tasa del IVA en la ZLFN de 0.11 puntos porcentuales, se encuentra que el efecto neto en la inflación nacional como consecuencia del aumento en el salario mínimo y la reducción de la tasa del IVA es de 0.30 puntos porcentuales
informe trimestral de Banxico octubre-diciembre de 2019.
En Banco de México, los subgobernadores Jonathan Heath y Gerardo Esquivel, han defendido desde hace años la recuperación del salario mínimo.
El artículo 123 de la Constitución dice que “los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”.
No obstante, hasta 2018 el salario mínimo ni si quiera cubría la línea de bienestar, es decir, la canasta alimentaria más la no alimentaria. Ese año, el salario mínimo era de 2,694.98 pesos mensuales, cuando, en promedio, la línea de bienestar fue de 2,996.41 pesos, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El análisis del banco central también indica que, incrementos adicionales al salario mínimo podrían tener efectos mayores a los estimados en tanto impliquen una mayor proporción de trabajadores vinculados, aunque los efectos también dependen de la fase del ciclo en que se encuentre la economía.
El salario mínimo es una política pública controversial porque no hay consenso sobre los efectos que tiene sobre el empleo, la pobreza y la desigualdad. Sin embargo, sus efectos sobre el ingreso son evidentes: el salario mínimo incrementa los salarios promedios y, por lo tanto, el ingreso
dice el estudio ‘Efectos del salario mínimo en la ZLFN’, de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami).
El documento indica que, en contraste, los efectos sobre el empleo y la desigualdad aún son motivo de debate en la academia y entre los especialistas.
De acuerdo con la Conasami, el aumento en el salario no tuvo ningún efecto en el empleo registrado ante el IMSS. En el caso del ingreso por trabajador, el alza tuvo efectos positivos y significativos. Producto del incremento en la ZLFN los trabajadores en general ganaban 6.7% más que en el resto del país y en el caso de los jóvenes de entre 15 y 24 años el impacto en el salario promedio fue de 9.2%.